viernes, 13 de marzo de 2015

Tú inconformidad.

Has vuelto a las andadas. Sabes que no hay vuelta atrás.
Tus deseos ahora son salir corriendo, pero hacia dentro. Cargas tu pistola y no es para acabar con el mundo. Sino contigo. Dispara. Sabes que no eres capaz y desistes. '¿Dónde me deje la valentía?' te preguntas. No sabes cuál es la respuesta. Esta en tu corazón y lo tengo yo.
Sales de noche. Pitillo en la boca y manos en los bolsillos. Hombros demasiado caídos como para permitirse la esperanza de encontrarte. Te acuerdas de mi. Estoy cerca. Miras a tu alrededor. Una única idea azota tu mente '¿Y si voy?'. 

No vas. Te quedas atrapado en tus bolsillos. Vuelves a casa. Un mensaje. No soy yo. Es ella y piensas: '¿Qué coño quiere ahora?'. Vuelves a coger la pistola. Esta vez cargada. Ella recibe un 'Estoy haciendo un trabajo'. Ella se conforma, pero tú no. Quieres más. Me quieres a mi. El ser humano esta hecho para el exceso.

Te besan y te abrazan. Te animas. Comienzas a descender. Quieres bailar pero te dicen que no. Esta noche no. '¿Realmente es esto lo que quiero?'. Me vuelves a recordar. Odias los límites, pero más a quién te los pone. Hoy te los pones tú. Te odias. Me recuerdas. Coges el teléfono. Miras mis movimientos. '¡Mierda!'. Lo has vuelto hacer. 

Otra vez en sus brazos. No estas a gusto. Comienzas a hablar. Ella no interrumpe. Te mira. No entiende nada y sonríe. Te das cuentas. No hay palabras. Te callas y recuerdas las mías. Decides besarme. Cierras los ojos y lo intentas con ella. Te has perdido y no ha sido en sus labios. Te quedas en el limbo. Disfrutas de mi recuerdo hasta que te interrumpen. 'No me muerdas el labio'. Abres los ojos. Miras al techo. Ya te has dado cuenta. No me has encontrado. Coges teléfono, las llaves, el tabaco y tu abrigo. 'Mañana madrugo'. Te has ido.

Suena mi teléfono. Eres tú.